Seis motivos para no deprimirse en otoño
Septiembre tiene fama de triste, oscuro y largo. La noche va ganando terreno al día y el otoño se impone al verano. Empiezan las clases, el trabajo, la rutina y, con ella, los primeros días de lluvia. No es de extrañar que muchos se sientan tristes ante el súbito apagón del estío. Si necesitas una buena dosis de ánimo y optimismo, lee atentamente seis motivos por los que debes adorar el cambio de estación.
Si los animales hibernan, tú también. Al empezar el otoño, animales como el oso o el lirón hacen descender su metabolismo para sobrevivir a los periodos de ayuno y pasan horas y horas durmiendo. No tienes por qué ayunar, pero meterte bajo la manta y pasar algún que otro día disfrutando de no hacer nada te vendrá genial para recargar las energías gastadas en la “vuelta al cole”.
Regresan las series. Justo cuando acaba el verano y tu tiempo de ocio se reduce considerablemente por trabajo o estudios, te ves atiborrado de nuevos capítulos de todas las series que sigues y de un par nuevas a las que te quieres enganchar. Pero qué bien sienta ponerse en pijama y zapatillas, encender la tele y cenar en compañía de todos esos personajes a los que tanto echabas de menos.
Depilarse es prescindible. Tardas mucho, duele, se te queda la piel roja e irritada y, encima, el pelo vuelve a aparecer en unas pocas semanas. En otoño, sin embargo, las mangas de corte agradecido y los pantalones largos lo esconden todo. Eso sí, tampoco te confíes y dejes crecer una enredadera por todo el cuerpo, que cuando decidas enfrentarte a ella, dolerá mucho más.
Disfruta del clima ideal. No hace tanto frío como para sacar las bufandas, ni tanto calor como para quedarse pegado al sofá. Aprovecha para pasear, aprovechar los últimos coletazos de las terrazas, hacer deporte y sacar partido a la ropa de entretiempo.
Verás eclipses y lunas gigantes. Nuestro satélite protagonizará dos fenómenos especiales este otoño: un eclipse total de luna el 28 de septiembre, y la Luna de cosecha alrededor del 23 del mismo mes. Se trata de una luna muy brillante y luminosa que los campesinos aprovechaban, cuando no existía la electricidad, para recolectar las cosechas de sus campos -de ahí el nombre-.
Comer helado es tan aceptable como tomar chocolate caliente. Los dos grandes reyes del dulce en verano y en invierno se unen en armonía en otoño. A media mañana, el sol que se resiste a desaparecer te incita a refrescarte con un cucurucho. Por la tarde-noche, acompaña tus series recién estrenadas, tu manta y tu pre-hibernación con una buena taza de chocolate para combatir el fresco incipiente.